¿Se imaginan que el parque en el que juegan sus hijos fuese cruzado habitualmente por cobras? ¿Se imagina que con asiduidad una serpiente se pasease por encima de su cama? Pues ocurre en una zona al noroeste de Calcuta, atestada de cobras, ofidio sagrado en la India, por lo que sus habitantes han de soportar no ya su presencia sino sus mordeduras. Yaroslav Trofimov hace la crónica de este pueblo que vive entre serpientes: La vida junto a las cobras en las afueras de Calcuta.
«El problema se complica por la creencia generalizada en los poderes divinos de las serpientes y la prohibición religiosa de dañar a los mortíferos reptiles. Sobre todo, la cobra ocupa un lugar sagrado en la religión hindú. Con frecuencia, se representa al dios Vishnú con una aureola de cabezas de cobras, con sus caperuzas hinchadas, encima de la cabeza del dios. Otro gran dios hindú, Shiva, normalmente se ilustra con una cobra alrededor del cuello, como una bufanda.»