Carlos Fuentes abría la semana en La Nación de Argentina con una entrevista donde dedicaba un par de andanadas a Chávez: «Las letras hacen más que el poder». Sergio Ramírez la cierra con un texto que debería merecer alguna atención en España, porque ni el famoso encontronazo fue el único suceso de la Cumbre ni es el hecho más relevante: Monedita de oro.
«Todo lo que dice suena a premeditación. No deja nada al acaso. Lo primero que hizo fue irse a la yugular de la presidenta Bachelet al cuestionar el tema central de la Cumbre, la cohesión social, elegido por ella misma y aceptado por todos los gobiernos. Pero para Chávez, en su diplomacia de rompe y raja, no hay nada extemporáneo: “la cohesión social no me gusta, es algo terriblemente malo. El infierno puede estar muy bien cohesionado”, dijo después de entonar su canción de la monedita de oro en el aeropuerto de Pudahuel. Una declaración de guerra en tono desafinado; no importa que después firmara el documento final de la cumbre donde la cohesión social quedó con todos sus puntos y comas.»