Me he sentido plenamente identificado con este texto de Julen Iturbe sobre conductores imbéciles que se apoderan de la carretera protegidos por un vehículo grande, caro y que es utilizado como arma de intimidación. ¿Te gusta conducir? Hijoputacabrónmaricón.
«Tan sólo habrán sido un par de kilómetros. Lástima de tan escaso tiempo para intimar. Cuando te has tirado a la derecha, dos carriles más allá, te he visto desmedido e impetuoso. He sido capaz de leer en tus labios. Bueno, no era tan difícil: Hijoputacabrónmaricón. Luego ya no he podido seguir la conversación. Has acelerado como sólo tú sabes hacerlo. Rápido, diestro, con esa insultante habilidad que el señor te concedió. Y te perdí de vista.
Ahora tan sólo quiero echarte un cable y animarte. Comprendo que no puedas tardar tanto tiempo en un trayecto como ése. Porque esa autopista es para ti. Pero por delante de mí había más personas, todas en sus coches. Me suele gustar coger cierta distancia, cierta perspectiva respecto a quienes me preceden. Es una forma de apreciar mejor la globalidad, el contexto en que viajamos, todos dentro de un sistema que nos captura y nos envuelve.»