N. Ramírez de Castro, sobre «Hombres» biónicos más humanos: «Una docena de personas con los brazos amputados han vuelto a hacer acciones cotidianas que les resultaban imposibles con las prótesis convencionales. Ahora llevan brazos “biónicos” que controlan con el pensamiento.»
«Los brazos biónicos pesan unos 5 kilos. Son más aparatosos que las prótesis convencionales. Pero, a cambio, logran una perfecta conexión entre cuerpo y «máquina». La cirugía redirige los nervios encargados de mover el brazo desde los hombros de los pacientes. El final de los nervios que deberían ir hacia el brazo se conecta con los músculos del pecho de los pacientes. Después, los electrodos situados en la superficie del tórax se encargan de enviar las señales que controlan la prótesis.
Con esta cirugía se engaña al cerebro. Tanto que no sabe si estos nervios están conectados a un músculo o a otro dispositivo. Si a estos hombres y mujeres biónicos se les toca en ciertas partes del pecho, sienten que alguien les está tocando el dedo meñique o pulgar. En los primeros casos, esta técnica permitió a los pacientes abrir y cerrar la mano, así como doblar y estirar el codo de una forma natural.»