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Joseph Beuys “cada hombre, un artista”; los Documenta de Kassel o el arte abandona la galería

Adolfo Vásquez Rocca nos introduce al universo creativo de Joseph Beuys, destacando su propuesta de ampliación del concepto de arte y su desacralización: Joseph Beuys “cada hombre, un artista”; los Documenta de Kassel o el arte abandona la galería.

«Para Beuys “todo conocimiento humano procede del arte”, toda capacidad procede de la capacidad artística del ser humano, es decir, de ser activo creativamente. “El concepto de ciencia es sólo una ramificación de lo creativo en general”. Por esa razón —sostiene Beuys— hay que fomentar una educación artística para el ser humano, pero no como una materia relegada al mero ámbito de las manualidades, sino emplazada estratégicamente en el centro del currículum académico, como el medio más eficaz en la reproducción de la inteligencia técnica y el desarrollo de nuevas miradas sobre las cosas, un campo para el ejercicio crítico de la configuración espacial. De acuerdo a estas convicciones sólo se puede preparar adecuadamente a los futuros ciudadanos mediante este tipo de entrenamiento —inspirado por un concepto de estética ampliado— en competencias necesarias para la solución de las tareas políticas del futuro —urbanísticas, energéticas y sociales—, imbricando en su quehacer todos los medios de expresión humanos. »

Marcos Taracido | 15/11/2007 | Artículos | Arte

Comentarios

  1. R. Aksenchuk
    2007-11-19 04:32

    Joseph Beuys “cada hombre, un artista”

    A Beuys se le odia o se le ama (o se ama odiarle, o se odia amarle).
    Pese a todo Beuys fue uno de los artistas más importantes del siglo XX, aspiraba a la obra de arte total. Beuys fue esa obra y hoy su ausencia se siente. La obra de Joseph Beuys no admite, en modo alguno, una simple lectura visual. El creador de la Plástica Social trabaja con el pensamiento y el sentimiento, la memoria, con el contexto social del ser humano”, con una belleza austera, repleta de silencio, preñada de preguntas, aunque también de interpelaciones. Excelente Artículo sobre Beuys. Felicitaciones a “Libro de Notas” y al autor de ésta en particular, Adolfo Vásquez Rocca.

    Lic. R. Aksenchuk

  2. Karina W. Albadiz
    2007-12-05 02:02

    EL ARTE ABANDONA LA GALERÍA ¿A DÓNDE VA?

    Sugiero la Lectura de otro magnífico Artículo del profesor Adolfo Vásquez Rocca:

    ¡ EL ARTE ABANDONA LA GALERÍA ! ¿A DÓNDE VA? – Adolfo Vásquez Rocca en el Nº 100 de ESCANER CULTURAL.

    Aquí se desarrolla entre otras la ideas de – El negocio del arte es un sistema de celos-

    Finalmente debe destacarse que son numerosos los lectores entre los que me cuento –público universitario, artistas, intelectuales, amigos de la cultura– que se han formado al tenor de estas crónicas y reflexiones sobre el Arte Contemporáneo y las Nuevas Tendencias.

    VASQUEZ ROCCA, Adolfo, Artículo “¡ El Arte abandona la galería ! ¿A dónde va? “, En ESCANER CULTURAL, Revista de arte contemporáneo y nuevas tendencias, Nº 100 – diciembre 2007, Santiago.
    http://revista.escaner.cl/node/544

  3. Adolfo Vasquez Rocca
    2007-12-23 19:05

    EL ESTADO DE LAS COSAS EN EL ARTE CONTEMPORÁNEO Por Adolfo Vásquez Rocca

    ¡El Arte abandona la galería! ¿Adónde va?. Adolfo Vásquez Rocca P. DH.

    Columna TRANSVERSALES1 – ESCANER CULTURAL Nº 100

    Revista virtual de Arte contemporáneo y nuevas tendencias.

    El estado de las cosas en el Arte

    Son numerosos los lectores –público universitario, artistas, intelectuales, amigos de la cultura– que se han formado al tenor de estas crónicas sobre Arte Contemporáneo y Nuevas Tendencias que la Revista Escáner Cultural ha realizado durante años, hasta

    hoy llegar a su emblemático Nº 100. Cuestión no menor cuando se repara en el valor que los Archivos visuales y las tecnologías digitales han cobrando en la enseñanza y difusión de las Artes en nuestras Universidades. El registro, la documentación y el tránsito de obras se ha emancipado del fetiche sacralizador del Museo. La consigna adorniana del museo como mausoleo anunciaba ya la puesta en circulación de las obras, su operación de fuga o salida hacia el público, hacia la interactividad que la Web posibilita; la de sus galerías virtuales, sus espacios telemáticos, sus Portales de Arte y Revistas digitales donde, como se ha señalado, Escáner Cultural viene cumpliendo una labor señera, siendo la primera revista virtual en ser ingresada a la Biblioteca Nacional y la Revista de Artes latinoamericana más antigua de publicación ininterrumpida.

    Esta insubordinación de las obras, su abandono del museo, ha radicalizado la desconfianza de la institucionalidad del Arte sobre los medios digitales y las nuevas tecnologías. De allí que la industria cultural haya tomando recaudos respecto de los derechos a la exhibición, la propiedad intelectual de las imágenes, etc. –sometiendo cada vez más a la Cultura a una lógica mercantil y una racionalidad del espectáculo– socavando con ello el potencial crítico de la producción visual, convirtiéndola en una práctica soft y cosmética, políticamente correcta. El aparato de la institucionalidad cultural se dota así de sus sistemas inmunológicos para reeducar el exabrupto y librarse de las cáusticas estrategias con la que los artistas han querido instalar debates política y socialmente relevantes en la agenda iconográfica del inconsciente colectivo del país. Escáner cultural ha sido pues, un espacio de resistencia, una escritura desde el margen – sin ejes centralizadores ni moderadores de la opinión o el buen gusto decretado desde la elite socialitè.

    1.- El negocio del arte es un sistema de celos.

    Pese a todo –no somos ingenuos– el negocio del arte es un sistema de celos. En él el deseo de las obras consiste en convertirse en objetos de deseo2. En cuanto una obra atrae el deseo, aparecen a su lado las rivales queriendo apropiarse del anhelo de que disfruta. En todos los objetos brilla el anhelo de los otros. El mercado los hace sensuales, el hambre de deseo los hace bellos, la obligación de llamar la atención genera lo interesante.

    Desde hace dos siglos está en marcha el aburguesamiento de la codicia. Tras la alta burguesía, esa codicia también ha abierto una nueva sensualidad a las clases medias.

    Desde sus inicios, y de acuerdo a este sistema de seducción, el museo de arte ha coexistido con las exposiciones de mercancía.

    En el siglo XIX son pocas las diferencias entre aquellas estrategias expositivas utilizadas en museos, pasajes comerciales y Exposiciones Universales.

    Ante esto algunos artistas han estado especialmente interesados en provocar una ruptura respecto de las habituales actividades de la producción, contemplación y apreciación artísticas3. Abogando por un decidido rechazo de los aspectos mercantiles del consumo de arte4 al mismo tiempo que muchos de ellos intentan imbricar su actividad artística en un contexto más amplio de preocupaciones sociales, políticas y ecológicas por oposición a la producción de objetos diseñados según criterios utilitaristas y funcionales al establishment cultural.

    El arte contemporáneo surge del desmantelamiento de los conceptos de autenticidad, obras originales y autoría como práctica discursiva compartida por las instituciones del museo y la Historia del Arte. A lo largo del siglo XIX todas estas instituciones aunaron sus esfuerzos para encontrar en la marca, en el certificado del original, la garantía que asegure la propiedad. La deconstrucción de las nociones de autoría y originalidad provocaron así un cisma en el estatuto mercantil del arte, sustrayendo las obras del régimen de la seducción.

    Con los mencionados gestos de deslegitimación, empezaba la disolución de la frontera entre la antigua cultura de elite y la cultura popular, no sólo como fenómeno estético sino como síntoma del reacomodamiento del artista a un nuevo orden y a una nueva naturaleza del capital.

    Este proceso de dislocación encuentra su punto de mayor alcance en la formulación del concepto ampliado de arte. “Esta formula la practicó Joseph Beuys cuando quiso articular vitalmente lo ético, lo político y lo artístico, la practicó Marcel Duchamp cuando afirmó su idea de arte como filosofía crítica y la explotó Andy Warhol gracias a su prodigiosa habilidad para disolver todo gesto artístico en la esfera de las comunicaciones y el mercado o, en otra palabras, volver la mercancía obra de arte”

    Ese proceso de estallido de la estética moderna, intelectualmente estratificada e integrada con arreglo a un orden socio-económico específico, absorbió y aún sigue absorbiendo a un gran cúmulo de artistas modernos que no atinaron a tomar la suficiente distancia sobre su propio oficio, para comprender los modos en que sus prácticas estéticas encajan en el gran andamiaje de la economía política moderna.

    La cuestión ya no es la de ser pintor, vídeoartista o instalador, la de manejar los medios del arte, sino que la cuestión es la del estar-presente y más aún, de ser visible en la escena de los medios. De este modo, tenemos que la posmodernidad no produce tanto un nuevo arte como un arte en un nuevo medio.

    Paralelo a estas elitistas prácticas mercantiles y al obsceno gusto decorativo e indigesto en auge, se produce una tendencia a aligerar el Arte de su contenido crítico, de su actitud transgresora, innovadora y –por momentos– corrosiva, se trata de una particular tendencia a despolitizar y abaratar conceptualmente el Arte, restándole toda fuerza de ruptura e innovación. El arte contemporáneo ha dejado de ser cáustico como lo fueron las vanguardias de los años ’20. No debemos ser ingenuos pensando en una radical ruptura con la tradición sacralizadora de las Bellas Artes, subestimando cándidamente la habilidad con que el sistema de convenciones institucionales ha logrado reingresar constantemente el gesto iconoclasta al inventario calculado (razonado) de las desviaciones permitidas, neutralizando así el ademán irreverente y reeducando el exabrupto.

    El artista que adhiere al programa de la continuidad arte-vida, opera bajo diversas estrategias para perpetrar el atentando cultural por antonomasia, poner las obras en libertad, en libre circulación, así las obras abandonan la Galería para actuar directamente en la realidad gracias a una disposición artística y política determinada. Este es el sentido de la proposición horizontal de Joseph Beuys: “cada hombre es un artista”, opera la apertura de la experiencia estética creadora en el espacio público horizontal, legitimando las capacidades de mucha gente que –teniendo voluntad expresiva y sensibilidad artística- no se veían a sí mismos como artistas. El arte adquiere así un alcance social y una dimensión político-espiritual, de prodigalidad extrema, íntimamente socializadora.

    En estas transformaciones del estatuto de lo artístico también ha entrado en crisis la noción misma de autor y el arte se ha vuelto difuso como oficio o actividad específica ejercida sólo por artistas y virtuosos. Desvaneciéndose las utopías de trascendencia mediante el arte y desarticulando desde dentro del sistema de las artes el proyecto mismo de monumentalidad sistemática en la obra de arte.

    Adolfo Vásquez Rocca

    Dr. en Filosofía y Teoría del Arte

    Académico de Estética

    Director de Revista Observaciones Filosóficas


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