Borja Barba me hace saltar la emoción con su artículo Recordando el Subbuteo, juego que copó las tardes de muchos niños (y menos niñas) durante décadas.
«Con los años, el Subbuteo pasó de ser un juego a convertirse en puro coleccionismo. Buscar los equipos más extraños o mejor pintados y poder colocarlos en tu vitrina junto al United del 92 o al precioso Celtic de finales de los 70, era todo un pequeño placer. Muchas veces, el juego en sí quedaba en un segundo plano frente a esa especie de “modelismo” futbolístico en el que toda la parafernalia de marcadores, gradas, tribunas, banquillos y demás, tenía cabida. Encontrarlo en España era cada vez más complicado y cualquier viaje a Inglaterra de un amigo o familiar siempre era acompañado del consabido encargo de Subbuteo.»