Ya ha pasado bastante tiempo desde que se instauró el sistema de carnet de conducir por puntos y parece que el impacto inicial ha pasado. Vuelven las cifras desoladoras de muertes en carretera y Miguel Santa Olalla Tovar se pregunta por las causas reales de estas cifras. Causas, azares, muertos y carreteras.
«Con los números en la mano (sólo con algunos) se iguala carretera y muerte sin desarrollar un análisis profundo y exhaustivo. En realidad, deben pensar, funcionamos por impulsos, por eslóganes. Por muy irracionales que puedan resultar. Claro que esto no significa que la conducción no entrañe peligro: quizás la organización de un sistema destinado a posibilitar que millones de coches puedan desplazarse de un modo ordenado sea algo imposible. Es decir, no hay un sistema de conducción perfecto, en el que podamos tener la completa seguridad de que jamás habrá accidentes. Un peligro que a menudo no es bien valorado por los conductores. No en vano el tercer agumento falaz es utilizado por quienes tienen el volante a las manos: culpar a la guardia civil, al sistema de penalización o a la dirección general de tráfico es lo más sencillo de todo. Que si las multas pretenden sólo recaudar dinero y no mejorar la circulación, que si las autoridades trabajan sólo para castigar y nunca colaboran en el tráfico… En sus versiones más extremas este tipo de argumentos rozan la imbecilidad moral.»