Con frecuencia sucede en los grupos de música que algunos de sus miembros se desentienden completamente de la gestión de los derechos de autor de sus canciones, a pesar de ser co-autores de las mismas. Los problemas de ese desentendimiento los ejemplifica David Maeztu en Los derechos de autor de Eskorbuto: El pecado de ser tres.
«Consentimiento: Este es el elemento clave del problema en este caso. La sentencia reconoce que los masters de producción constituyen una obra en colaboración sometidos a las reglas antes expuestas. Para poder transmitir derechos sobre ellas la LPI no establece más reglas que la remisión a las reglas del Código Civil en el caso de la comunidad de bienes. La sentencia cita el artículo 397 CC, que establece que:
“Ninguno de los condueños podrá, sin consentimiento de los demás, hacer alteraciones en la cosa común, aunque de ellas pudieran resultar ventajas para todos.”»
2007-11-06 10:43
No conocía el hecho de que los familiares de los miembros muertos de Eskorbuto litigaran contra su discográfica. En cualquier caso, me da a mí que esto va directamente en contra del espíritu punk de los Eskorbuto (espíritu que llevaron con absoluta dignidad hasta sus últimas consecuencias). Si se es anti-todo, hay que respetar esa memoria y ese legado, carajo.
2007-11-06 12:33
Sí, bueno, tengo la sensación (intuitivo que es uno) que a los familiares de los miembros de Eskorbuto les importaba un bledo quiénes eran o qué hacían como grupo y buscaban pillar tajada. Pero igual no, ¿eh? Es que yo soy muy mal pensado.
2007-11-25 12:16
se puede ser muy punk , muy antitodo, pero la ley hay que cumplirla y mas cuando una discografica [ hilargi records ] se aprovecha de los vicios de otros para comprar propiedad intelectual. Ningun hijo de puta puede comprar ni vender derechos de terceros