Pervez Hoodbhoy analiza el fenómeno moderno del alejamiento de los países islámicos de la ciencia y propone algunos caminos para que se recupere, hecho que cree fundamental para evitar el alejamiento y el choque de civilizaciones. La ciencia y el mundo islámico: en busca de un acercamiento.
«La ciencia puede volver a florecer de nuevo entre los musulmanes, pero sólo si están dispuestos a aceptar una serie de cambios fundamentales en cuanto a filosofía y actitud; una “Weltanschauung” (concepción del mundo) que se desprende del peso muerto de la tradición, rechaza el fatalismo y la creencia absoluta en la autoridad, acepta la legitimidad de las leyes temporales, valora el rigor intelectual y la honradez científica, a la vez que respeta las libertades culturales y personales. La lucha por abrirle el paso a la ciencia deberá ir acompañada de una campaña mucho más amplia que consiga desterrar la ortodoxia rígida y atraer el pensamiento moderno, la filosofía, la democracia y el pluralismo.
Hay voces respetadas entre los musulmanes creyentes que no ven ninguna incompatibilidad entre estos requisitos y el Islam auténtico, tal como ellos lo entienden. Por ejemplo, Abdolkarim Soroush, a quien se ha llamado el Martín Lutero del Islam, fue elegido personalmente por el Ayatolá Jomeini para que se encargara de introducir a los modernos filósofos analíticos, como Karl Popper y Bertrand Russell, en los planes de estudio de las universidades iraníes. Otro reformador moderno influyente es Abdelwahab Meddeb, un tunecino que se crió en Francia. Meddeb afirma que ya a mediados del siglo VIII, el Islam había desarrollado las premisas de la Ilustración, y que entre 750 y 1050, los autores musulmanes gozaban de una asombrosa libertad de pensamiento en cuanto a su aproximación a la creencia religiosa. En sus análisis, dice Meddeb, se inclinan ante la primacía de la razón, haciendo honor a uno de los principios fundamentales de la Ilustración.»