Falleció hace cuarenta años. Se llamaba Violeta Parra y sigue siendo una gran desconocida para los chilenos, por sorprendente que parezca. Marisol García la recuerda a través de su hermano, Nicanor Parra, y su hija, Isabel. Ultravioleta:
«La primera latinoamericana que expuso en el museo del Louvre, incansable recolectora de música campesina chilena y promotora de nuestro folclor en Europa, la compositora de himnos eternos de la canción en español y primer referente fiero del canto político. A exactos 90 años de su nacimiento y 40 de su muerte, esa mujer no tiene en Chile un museo en el que pueda mostrarse su obra ni un solo proyecto estatal con su nombre. Tampoco una discografía en forma ni con la debida recaudación de derechos. Incluso muchos de quienes la admiran no logran tararear más que dos o tres melodías suyas. Su rostro en blanco y negro sigue inspirando más distancia que dulzura, y los venideros proyectos en torno a su memoria son apuestas aisladas por regalarle algo de color.»