En Los modestos residentes de la orilla de un lago se enfrentan a la poderosa elite rusa Andrew Osborn describe la comarca en donde creció Putin y las tremendas desigualdades que está agravando el actual mandatario y los tejemanejes para controlar las dachas.

«Entre tanto, los residentes de muchos años, como Abramenko, dicen que los acosa una asociación fundada por Putin y sus poderosos vecinos. Muchos de las cerca de 500 personas que viven en dachas mucho más modestas dicen que el acceso a una playa favorita para nadar ha sido bloqueado mediante una barrera de seguridad. Algunos afirman que les quitaron sus propiedades a base de engaños. Durante los últimos años, estos residentes han luchado una amarga batalla, hasta ahora quijotesca, enviando cartas y presentando demandas legales contra sus influyentes vecinos, por el acceso a los terrenos de primera categoría junto al lago.

Las disputas en esta pequeña población son un dramático ejemplo de lo que ocurre en toda Rusia, donde la proximidad al poder ha conducido a una vasta riqueza para unos, provocando la ira de los muchos que se quedaron atrás. Los casi ocho años de la presidencia de Putin han provocado una gran mejoría en los estándares de vida de decenas de millones de rusos. Pero los beneficios no se repartieron de manera equitativa, y la brecha entre los ricos y los pobres pasó de ser grande a enorme.»