Como una lava lenta se acerca el fin de la privacidad. Ya lo predijo Orwell y ahora parece que lo anuncia la última película de Spielberg. Lo leo en
El ojo que no parpadea, de
Sergio Ramírez: “Y como nunca antes, el mundo se halla hoy expuesto al registro del gran ojo suspendido sobre nuestras cabezas, que no sólo ve, sino que también, como una araña laboriosa, segrega los filamentos para tejer la red invisible en que vamos quedando atrapados.”