Nunca entendí porque se desprecia a los cuervos: poderosos, elegantes, listos y hermosos. Imagino yo que es su negrura, color tradicionalmente demonizado. Juan José Saer opina como yo -
ya ven ustedes con quienes me codeo- y escribe un artículo sobre
El cuervo rehabilitado: “Los exaltantes Cuentos del cuervo [...] ofrecen una imagen muy diferente del rango, las capacidades, los gustos y el comportamiento del cuervo en cada uno de los rincones, por apartado que se encuentre, del universo cuya creación, dicho sea de paso, también le debemos.”