Roger Colom hace una propuesta de recuperación de viejos modos de atesorar conocimientos. Pone el ejemplo de una cultura boliviana: “Los Kallawaya son médicos itinerantes. Detentadores de un conocimiento nómada. Y las instituciones que se crearan para conservar, ampliar y gestionar el conocimiento en Sudamérica deberían serlo también, o por lo menos aprender de ellos. La tecnología hoy lo permite. No hace falta mantener costosísimos archivos físicos (aunque tampoco hay que dejarlos de lado completamente), lo que hace falta es entrenar personas en una nueva forma de entender la producción del conocimiento. O más bien, en una forma antigua de entenderla, pero que ha perdido terreno frente a la comercialización del conocimiento basado en las instituciones jerárquicas y las patentes. Me imagino a los nuevos sabios latinoamericanos, entonces, pensadores e investigadores nómadas, que trabajaran con conocimientos más amplios, de manera más bien ecológica (en el sentido de entender el conocimiento como un ecosistema que forma parte del ecosistema), en grupo (más como una tribu que como equipos de especialistas), serían más parecidos a los sabios de la antigüedad que a los especialistas contemporáneos.” Más conocimiento.