Yo al menos no lo sabía: los 600.000 habitantes de Washington DC no tienen representación parlamentaria con derecho a voto en el Congreso de los Estados Unidos. Son la capital, pero sus votos no cuentan. La capital del imperio no vota: «La anomalía que sufre Washington proviene de la Constitución. En ella se establece que sean los estados los que elijan representantes y senadores. Pero el Distrito de Columbia no es un estado. La metrópolis de ínfulas neoimperiales que diseñó el francés Pierre Charles L´Enfant quedó bajo la autoridad directa del Congreso. Hasta 1961, gracias a una enmienda constitucional, no se autorizó a sus habitantes a votar en las elecciones presidenciales. Y hasta 1973 no se le concedió tener un alcalde y un consejo municipal elegidos democráticamente. La ciudad ha sido siempre bastión demócrata.» Lo cuenta Eusebio Val.