Mercé Molist, en 25 años guiñando repasa la (breve) historia de los emoticonos, que lejos de ser superfluos –como pudiera pensarse en primera instancia– nacieron por la necesidad de distinguir cuándo cierto mensaje es de broma, sustituyendo así al lenguaje corporal, del que carecían los nuevos medios electrónicos: «Scott E. Fahlman, investigador en inteligencia artificial, mandó un mensaje: “Propongo la siguiente secuencia de caracteres para marcar las bromas: :–). Hay que leerlo de lado. De hecho, sería más económico marcar las cosas que NO son broma, viendo la tendencia actual en este foro. Para ello, usad :–(”.
La idea de Fahlman gustó y a los pocos meses se había extendido por el entonces reducido ciberespacio. Pronto hubo entusiastas que idearon nuevas expresiones, como :–| para mostrar seriedad o el guiño ;–) para indicar complicidad. Había nacido una peculiar forma de paralenguaje que, con unos pocos caracteres del teclado, dotaba de emociones a las comunicaciones electrónicas textuales. El emoticono, este autorretrato esquemático de los estados de ánimo, asumía de una forma primaria pero efectiva el papel que tiene el lenguaje corporal en el mundo físico».
2007-09-19 16:20
No está directamente relacionado con el contenido del artículo pero estaba pensando por qué cuesta tanto poner bien los enlaces en tantos artículos de los periódicos “serios”.
2007-09-21 15:42
La primera vez que vi un emoticono, hace ya casi una década, pensé que me había colado en un foro infantil. He cambiado de apreciación y los he utilizado. No siempre se dispone de tiempo ni se desea hacer el esfuerzo para explicitar con palabras un tono de redacción. Un saludo.
2007-09-25 00:39
Mira por dónde acabo de descubrir esto (en inglés). De donde se llega a eso de que nunca hay nada nuevo bajo el sol.