Comentarios

1. Alber
   2007-09-14 14:54

   Este debate me parece absurdo y no responde a ningún criterio lógico. Quienes argumentan en la línea en la que lo hace el autor del artículo dan por hecho un montón de cosas de las que yo no estaría tan seguro.

   Sin ir más lejos, en el título: “Los libros, ante una crisis por exceso de títulos”.

   1. ¿De qué hablamos cuando hablamos de exceso? ¿Qué es un exceso de títulos? ¿Exceso respecto a qué? ¿Cuál es la medida correcta? ¿Quién la decide y con qué criterios? ¿En un mercado libre no son las empresas editoriales las que deciden cuántos títulos publicar? ¿No publican las empresas editoriales con su propio dinero y corriendo sus propios riesgos? Las respuestas a estas preguntas nadie las da, pero lo que es seguro es que cuando las formula alguien que publica regularmente, su conclusión inmediata no suele ser la de autorregularse y dejar de teclear como un bestia. Al contrario, aprovecha el momentito de visibilidad para ver si encuentra un editor para la docenita de inéditos que tiene en el disco duro.

   2. Crisis? What crisis? El libro no está en crisis puesto que se sigue vendiendo. Lo único que sucede es que el ecosistema ha cambiado. Y menos mal. ¿Por qué no habría de hacerlo? ¿Qué nos lleva a pensar que todo se va al garete? Los libreros pueden tener problemas en sus negocios, sí, pero como los fundidores en bronce o las conserveras de bonito. Los problemas propios en el desarrollo de una profesión no son, en sí mismo, una crisis. Son problemas. Punto. Arrea con ellos y deja de dar la lata.

   Moraleja: del libro habla todo el mundo pero casi siempre a la ligera y basándose en “impresiones” que uno tiene. A mí me parece que, yo estoy por pensar que, a mi cuñada le han dicho de buena tinta que. Pero nada más.

   Ojalá se publiquen libros, muchos libros. Cuantos más, mejor. Hay que decirlo más y más alto. E hijoputa el que piense lo contrario.

2. Marcos
   2007-09-14 15:33

   Y tú más.

   Fuera bromas: todos lo hacemos, pero habría que erradicar la queja. Cuando el entorno cambia, las especies se adaptan o desaparecen; esto vale para los tigres y para los libreros, como valió para los copistas del siglo XV. No encuentro ninguna razón para requerir medidas proteccionistas que ayuden a permanecer inmóviles a unas profesiones que tienen que cambiar; si se quieren ayudas, que sean para cambiar.

   Saludos