Pablo Azócar, El miedo: «Es este el primer septiembre en que ya no está vivo Pinochet, pero su mirada viperina sigue sobrevolando nuestras ciudades y nuestras conciencias. El miedo al castigo. El miedo al aislamiento. El miedo al desprecio. El miedo al dolor físico y al dolor moral. Cuánto nos ha costado salirnos de la fila. Cómo le hemos temido a la desaprobación, a la censura, a perder el trabajo, a no poder pagar las cuentas. No digas eso, no te muevas, ubícate, no seas aguafiestas. La genética misma de nuestra democracia lleva ese sello: el miedo. Nuestros próceres democráticos no sabían cuán enquistado lo tenían cuando pactaban furtivos con sus propios verdugos: el miedo. ».