El trueque, esa organización económica arcaica que se da en Argentina, tiene la función de ayudar a los más necesitados a corto plazo. Pero a largo plazo tiene la función de demostrar que los ciudadanos pueden organizarse solos, superando a la clase política y, con suerte, crear una nueva clase de política. Esto a los economistas y a los políticos corrientes parece que no les hace ninguna gracia. Rafael Bielsa explica el trueque en
Hay otra historia y no está lejos.