Como continuación de su artículo anterior, Aristarcos prosigue con los Fantasmas en el cerebro de Ramachandran, en Jugando con nuestros fantasmas, tocándonos narices. En esta ocasión nos describe algunos experimentos sencillos: «Con algo de suerte a los 30 o 40 segundos Adrián sentirá que, o bien su nariz se ha alargado hasta medir un metro, o que se le ha separado del cuerpo y que se encuentra flotando un metro más allá de su cara. El investigador probó el experimento en 18 individuos y 12 sintieron la extraña distorsión de su cuerpo».