Roger Colom da su explicación de porqué no le gustan en absoluto los espías: “El espía en realidad es un pringado que pone toda su inteligencia al servicio de un Estado que no le va a pagar nunca lo que ha hecho, especialmente cuando se trata de crímenes. Tienden a servir al Estado tanto en el exterior como en el interior; y los celebramos cuando consiguen algo fuera, pero los tememos cuando buscan algo dentro. Si su trabajo no arruinara vidas con tanta facilidad, diría que es completamente inútil; es un trabajo ignominioso. Por ningún lado veo el glamour que se les atribuye, y que depende principalmente de un gusto por el secreto infame no muy distinto del que se exhibe en los programas del corazón, con la diferencia de que, gracias a los espías, la gente sufre de verdad, y no por arreglarnos un rato frente a la tele.” Checkpoint Charlie.