Mario Vargas Llosa en La Rusia de Putin: “El pueblo ruso, que no ha conocido casi otra cosa que el despotismo a lo largo de su historia, se siente cómodo o por lo menos aliviado y esperanzado, en la Rusia de Putin. La popularidad de este sigue siendo enorme y todo indica que, aunque no se presente en las nuevas elecciones como ha dicho, él en persona o a través de intermediarios seguirá rigiendo los destinos del país. Las valerosas minorías que, en condiciones de represión creciente, obran todavía a favor de la democracia y los derechos humanos y se esfuerzan por hacer conocer al resto del mundo los atropellos cotidianos a la libertad y a la ley que comete el régimen, están cada vez más acorraladas —censura, hostigamiento, represalias económicas, procesos penales y, en casos extremos, asesinatos— y todo indica que este estado de cosas solo puede empeorar para ellas en el futuro inmediato.”