En Neonazis poscomunistas Hermann Tertsch reflexiona sobre el aumento de neonazis en los países ex-soviéticos; analiza primero el caso alemán, y termina con Rusia: “En Rusia, el presidente Vladimir Putin lo tiene mucho más fácil porque ha visto cómo encauzar la frustración de esa juventud hacia una militancia y violencia favorable al régimen. Las «juventudes putinianas», llamadas oficialmente «Nashi» (nuestro) cuentan ya con decenas de miles de miembros, mucho dinero, cuadros perfectamente formados y, aunque fundadas hace sólo tres años, considerable experiencia en intimidar y agredir a disidencia, opositores, gays y movimientos «antirusos». Los «Nashi» dan cobijo bajo el generoso manto del Kremlin a todos los movimientos neonazis surgidos en Rusia desde 1991. No son como el Komsomol, una organización oficial general de la juventud, sino una guardia pretoriana que supone la perfecta simbiosis del nazismo con la herencia estaliniana que rehabilita Putin.”