Marcelo Figueras expresa mi opinión sobre el triste y precioso film de Fernando Merielles El jardinero fiel y la expresa mucho mejor de lo que yo sería capaz: “The Constant Gardener debe convencernos de que el apocado Quayle será capaz de desenmascarar una conspiración internacional, escapando una y otra vez a sus perseguidores y superándolos en ingenio. La única forma de que el relato nos convenza de que Quayle hará semejantes cosas sin convertirse en James Bond, pasa por su relación con Tessa. Quayle es apenas un hombre gris que de repente empieza a preguntar demasiado. Si decide perseverar a riesgo de su vida, es porque no sabe de qué otra forma seguir amando a Tessa que no sea la de completar su labor, terminar lo que ella dejó inconcluso; más allá de ese deseo, nada importa ni importará ya.” El enamorado constante.