El diablo verde es un repaso de María Dubón a la historia de la absenta: “En el siglo XVIII, el médico francés Pierre Ordinaire fabricó un remedio curativo: el elixir de absinthe. La receta del elixir pasó en 1797 a manos de un tal Dubied, que, junto con su yerno Henri-Louis Pernod, se dedicó a su fabricación industrial para venderlo en las licorerías, donde disfrutaba de enorme éxito entre la clientela. Años más tarde, los cafés de los bulevares de París empezaron a servirlo también y la burguesía se animó a probarlo. Corría 1910 y en Francia se consumían 36 millones de litros de absenta anuales. Las cinco de la tarde se convirtió en «la hora de la fée verte» (hada verde), un momento que conllevaba un estudiado ritual: se servía una medida de absenta; sobre el vaso se colocaba una cuchara perforada con un terrón de azúcar y se vertía agua helada a través de este colador. Aunque también se bebía el aguardiente puro, mezclado con vino frío, limón o pimienta. El pintor Toulouse-Lautrec inventó una combinación de ajenjo con coñac al que llamó Terremoto.”