Aldo Díaz Lacayo, en La organización social en el Sur, centra el final de su artículo en Nicaragua, pero interesa el despliegue teórico anterior: “En los países del Sur la privatización del Estado impuesta por el Norte ha desnaturalizado el papel de los partidos y movimientos políticos como intermediarios naturales entre el Estado y la ciudadanía. Una realidad objetiva que tercamente los políticos se resisten a aceptar y continúan actuando con los referentes anteriores a esta privatización.
Un proceso que se aceleró después de la debacle de la Unión Soviética y sus socios del Este europeo, de manera exponencial en los países de América Latina y El Caribe, coto casi privado de los del Norte. Entonces se universalizó el neoliberalismo y el proceso natural de globalización tomó la orientación del capitalismo financiero, potenciado por el gigantesco salto tecnológico de la cibernética. Una coincidencia feliz para el capitalismo pero también una base mucho más sólida para los movimientos nacionalistas del Sur, libres de ataduras ideológicas incondicionales.”