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Al aire libre

Rafael Argullol sobre las cartas de Van Gogh a su hermano y la reflexión sobre el arte comprometido: “Hay una carta de junio de 1888 que tiene el valor de una poética y de una declaración de principios. Vincent le escribe a Theo a raíz de un cuadro pintado al aire libre: «Volver allí no es posible. ¿Por qué iba a destruirla? He salido fuera, en pleno mistral, para hacer lo que he hecho. ¿No es acaso la intensidad del pensamiento, más que la tranquilidad de la pincelada, lo que buscamos? ¿Es posible la pincelada tranquila y ordenada en el trabajo espontáneo en plena naturaleza? No más que en un asalto de esgrima».
En las últimas cartas que escribe a su hermano Van Gogh acepta por completo la mediación activa de la naturaleza en la ejecución pictórica. El mistral es una fuerza inquietante y liberadora; el sol, el sol del Sur, es deslumbrador y benéfico. Para el postrer Vincent van Gogh, la «tela siempre tiembla»: el arte es una pelea abierta al aire libre.” Al aire libre.

Marcos Taracido | 28/07/2007 | Artículos | Arte

Comentarios

  1. Cayetano
    2007-07-28 21:14

    El artículo citado es interesante. Sin embargo me produce tristeza pues aún no hemos escarmentado, ni parece que escarmentaremos jamás.

    Mi interés por van Gogh viene de lejos, particularmente por su periodo en Arlés (1888 – 1889). Una pintura feliz y luminosa, a pesar de todo lo que tuvo que soportar (y lo que tuvieron que soportarle a él). Perseguido por los críos del pueblo a pedradas y risas, tras su vuelta del sanatorio (a la casa amarilla) encontró su obra con moho, rasgada, descuidada … asunto que le llevó a una profunda depresión. Hoy hay quien escribe gilipolleces como esta.

    Si Rafael Argullol mirara en torno suyo (además de leer textos de Heidegger) quizá comprobara que la vida de van Gogh es un patrón que repite con demasiada frecuencia, no solo en artistas.

    La obra de van Gogh son los rastros que ha dejado un hombre al que le han roto todos sus sueños. Sin embargo el hombre (representado por ese vecino al que ignoramos) importa poco, solo su rastro, sus aromas convenientemente filtrados. Hoy Rafael Argullol y muchos otros llamarían a la policía o a servicios sociales ante la insoportable potencia de un genio como vecino.

    Van Gogh era un cabrón insoportable, como Leopoldo Panero, pero aún más irritante porque pone en evidencia nuestra mediocridad. Era absolutamente necesario despojarlo de humanidad para convertirlo en algo soportable.

    el arte NO es una pelea abierta al aire libre. Es el único refugio que le queda al hombre para defenderse de la repugnante envidia, desprecio y olvido de sus semejantes. (de auí podríamos decir que el arte sirve como herramienta de autoconstrucción para sobrevivir, además de como espectáculo o tesis doctoral para lucimiento de imbécil) Este el caso de van Gogh. Un cabrón insoportable que encima pintaba de puta madre (luz).


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