Jesús Gómez Gutiérrez tira de su oficio de traductor para escribir sobre el noble arte de titular: “Titular es un arte. No sé si un arte mayor, pero desde luego un arte. Porque un título no es sólo un título, no es una presentación ni una explicación en distinto grado del contenido de la obra ni una pista ni un capricho sino bastante más o bastante menos, según, aunque siempre haya una norma básica en todo y la de esto es esta: un título puede ser lo que sea, pero nunca debería ser tan malo como el texto al que dé pie. Si se quiere vender un melón que es un pepino, se engaña con el melón o se presenta como pepino y vale para ensalada. Lo que pase después es cosa del mercado y del lector. Con independencia de que aquí, en España, sepamos que no hay melón-pepino que no resulte pasable con el salero, en cuyo caso tendríamos una novela media, o manifiestamente mejorable con una loncha de jamón, en cuyo caso tendríamos lo que el común de los mortales entiende por una buena novela. Por lo menos, en verano.” Aprended geometría.