Ante la clara imposibilidad de imaginar un futuro que no sea sinónimo del desastre, queda la esperanza: “Así estamos, librados a la buena de Dios. Hasta que un día el caos dará lugar a la imaginación y al surgimiento de una mejor política, menos mezquina y menos corrupta, capaz de predicar con el ejemplo e iniciar de una vez la reconstrucción.” Enrique Aguilar:
Alquimia al revés.