Creo que la experiencia lectora de Andrés sobrino nos será cercana a muchos. Leer como sea: “La adolescencia me sorprendió leyendo los libros del Reader´s Digest, aquellas versiones que la revista americana hacía de novelas de éxito. También aparecieron libros que, decididamente, mi padre no me hubiera dejado leer. Estoy hablando de Trópico de Capricornio de Henry Miller. Pero todo alimenta. De pronto descubrí que además de calentura Henry Miller me producía un placer nuevo, la conciencia de haber descubierto un gran escritor, aunque el motivo de mi acercamiento fuera, nunca mejor dicho, «non sancto».
Y poco a poco crecían mis libros propios, en los que invertía mis magros ahorros. Se juntaban en los estantes, se interferían, unos llamaban a otros, que todavía estaban por llegar. Se había creado algo dinámico y sorprendente que yo ordenaba de mil maneras. El aislamiento lector se producía en mi habitación, no demasiado ajena a los ruidos del exterior, alumbrado por un flexo, pero, en aquellos tiempos, podía darse en cualquier lugar, como sucede cuando se lee con una entrega absoluta, con una entrega de converso.” [Ref.: Con Valor ]