Camilo de Ory, tan trágico como divertido: “ Es cierto que hay oficios dignos y gratificantes más allá del mero no tener ni precisar oficio: los futbolistas viven como pachás sin pegar un palo al agua, pero no todo el mundo vale para jugar en Primera División y nadie puede hacerlo pasados los treinta y cinco o en casos extremos los cuarenta, y los actores pornográficos llevan una existencia francamente placentera y despiertan el deseo de los espectadores del sexo opuesto al suyo y la admiración y la envidia de los del propio, pero tampoco pueden mantenerse en el candelero hasta más allá de una cierta edad y a partir de ésta no hacen sino esperar la lejana muerte recordando tiempos mejores y contando las picantes historias del pasado a los compañeros de partida de petanca o dominó.
Con todo, lo normal es verse obligado a soportar un infierno de nueve a dos y de cinco a ocho a cambio de unas monedas que le permitan a uno comer a diario para mantenerse en pie y poder volver al tajo al día siguiente y beber para olvidar que tiene que hacerlo” Vocaciones.