Del artículo de Valenti Puig, Niños con orden de matar, me quedo con la denuncia y los datos, no, evidentemente, con su más o menos tácita exculpación o atenuación de la culpa del colonialismo en la situación africana: “Atribuir todos los males al imperialismo y a la explotación colonialista sólo contribuye a legitimar como luchadores por la libertad lo que son bandas depredadoras y asesinas, inmersas en el caos parasitado por las tramas de explotación de recursos naturales, el marfil o los diamantes. Por eso mueren los niños soldados. La clase política del África negra, con escasas excepciones, es de una corrupción ilimitada, y su experiencia principal consiste en la guerra civil y el expolio, en las antípodas de la construcción institucional que da garantía a las sociedades abiertas. Dos quintas partes de la riqueza privada de África están depositadas en bancos de Suiza. Para mantener esas cotas de riqueza hay que sufragar ejércitos y comprar muchas armas. Tres cuartas partes de la población africana más pobre han vivido en sus carnes la crueldad de una guerra civil.”