Joan Barril, De pronto soy el mal: “En el fondo estamos ante una lucha por el mercado. Todavía consideran que la palabra educación es patrimonio de la Iglesia y cualquier advenedizo como puede ser un gobierno laico es competencia desleal. Ningún gobierno sabe a ciencia cierta lo que es el Bien. Simplemente proporciona a su gente los elementos para que sean libres de escoger. Pero el Mal, ¡ah, el Mal!, ese sí que tiene sus detectores. El Mal es todo aquello que algunos monseñores deciden que es malo. En ese debate no hay mucho pensamiento. La sociedad laica deja hacer. La jerarquía de ciertos monseñores necesita inventar cada día un nuevo diablo. Antes se quemaban libros. Hoy, a los demócratas, se nos considera simplemente agentes del Mal. ¿Cómo voy a vivir de ahora en adelante con esta responsabilidad? Creía hacer el bien y soy hermano de Satanás.”