Juan José Llach sostiene que estamos en el inicio de un proceso que, a través del crecimiento de las economías orientales, va a cambiar el mundo y mejorar la vida de millones de personas. Yo no soy muy optimista, pero él aporta razones: “La tercera amenaza al crecimiento es geopolítica, con centro en una pugna por el petróleo y la energía que entrecruza las lealtades en las relaciones de las potencias con Medio Oriente y Asia central. Se encuentra, en fin, el límite al crecimiento impuesto por el cada día más evidente deterioro ambiental, que, sin embargo y sin incurrir en cinismo, beneficia a los propietarios de tierras agrícolas o mineras como la Argentina, tanto por la voracidad asiática por las materias primas como por sus dificultades, y las de Africa, para aumentar la producción agropecuaria y por la explosión de la demanda de biocombustibles, mucho más geopolítica que racionalmente fundada en su menor contaminación.” El mundo que nos espera.