Quizá haya llegado el momento en que los discursos en cuanto a la nación, en España, deban tomar otro derrotero (¿uso esa palabra porque pienso ya de antemano que van a ser derrotados?) El conflicto por los archivos de la Generalitat de Catalunya alojados en Salamanca sirve para ejemplificar lo que hay: nacionalismos catalán, castellano, y claro, vasco, gallego… Digo nacionalismo castellano porque es más castellano que español. Si no, no hubiera pasado nada con el traslado del archivo, mientras permaneciera en España. Josep Ramoneda arguye que las cosas tienen que cambiar, en
Sobre pactos y rupturas, pero tampoco apunta cómo.