Hay un cansancio en los discursos que piden la división iglesia/estado. Hoy, a lo mucho, piden que las demás religiones tengan los mismos derechos que la católica: subvenciones, dinero para sus escuelas y ONGs, apoyo de la casa real. Como ejemplo, pongo un artículo de Alberto Piris,
Sables y casullas, en el que tiene razón, sí. Pero a mí me gustaría empezar a ver discursos que le nieguen a la religión dominante lo que a las otras: todos los dineros y ayudas del estado. Por lo menos para ampliar la gama de productos discursivos a la venta en Centro Comercial España.