Tom Segev, sobre la Guerra de los Seis Días: “Hay algo asombroso en las transcripciones oficiales que documentan la decisión de ocupar Cisjordania y Jerusalén Oriental. Ningún experto fue consultado, ninguna opción fue evaluada, ni siquiera se discutieron los aspectos legales. Ninguno de los ministros fue interrogado acerca de por qué valdría la pena para Israel ocupar la Ciudad Vieja. No había ninguna necesidad de preguntar; la respuesta era obvia, sólo podía ser un extraño capricho. Nada hizo necesario la ocupación de Cisjordania y Jerusalén Oriental, ni siquiera el ataque a la parte occidental de la ciudad el 5 de junio. La decisión provino de los corazones de los ministros, no de sus cerebros.” Lo que olvidamos desde el comienzo.