Me resulta difícil introducir este texto de Roger Colom, multireferencial e interesante de arriba abajo. Pongo un pedazo, pero léanlo entero: “Son las prácticas revolucionarias de los años 50, 60 y 70, en lo artístico y lo literario, que vuelven convertidas en prácticas revolucionarias en otros campos, el de la información y el del bienestar social, por ejemplo. Cuestiones que nos afectan personalmente a todos y en nuestras vidas cotidianas.
El arte siempre vuelve de esa manera. Lo que discute una elite recóndita se convierte, al cabo de los años, en cuestión de vida o muerte para la mayoría. Por eso, cuando los medios (ese sistema en el que está prohibido hablar de cosas importantes) dicen que el arte contemporáneo o la poesía no tienen nada que ver con la gente, que el público no entiende y por eso se desentiende, pienso en esto: el arte siempre vuelve, y sus prácticas, sus discusiones, siempre acaban afectándonos de una manera u otra y en lo que más nos importa.” El arte siempre vuelve.