Hace años tenía yo la idea de una empresa que vendiera títulos de libros. Usted nos enviaba su libro, nosotros lo leíamos, lo sopesábamos, cavilábamos y por fin, le ofrecíamos un título. Si usted estaba contento con él, pagaba, si no, no había compromiso. Me acordé de este antiguo proyecto al leer el artículo de Barbara Jacobs,
Hablando de títulos, donde queda claro que hay un amplio mercado para mi empresa.