Vicente Verdú: “Al necio puede ofrecérsele cualquier grado de compasión pero el perdón requiere que quien lo reciba sea en algo consciente de nuestro obsequio. El que perdona, al cabo, tras el esfuerzo de ahogar su orgullo, espera una inteligencia, aún parcial, de su gesto y su valor.
En el extremo, el perdón no valdría nada si la inteligencia del otro sobre nuestro esfuerzo fuera tan exacta que igualara virtuosamente nuestra generosidad. Siempre se necesita para que el perdón tenga lugar en cuanto obsequio, que se realice como donación. Una donación sin total contraprestación. Puede ser que la donación de perdón siembre una deuda para el futuro pero el acto de perdonar sólo se cumple con un déficit de recompensa.” El perdón.