El olor del sospechoso: “A principios de los años 90, pocos meses después de la caída del Muro de Berlín, las autoridades alemanas descubrieron con sorpresa que la antigua policía secreta de la RDA —la temible Stasi— había elaborado más de 15.000 fichas personales y conservaba miles de pequeños tarros con «olores» de supuestos sospechosos. Almacenados en interminables estanterías, los pequeños tarros o «pruebas de olor» (Geruchsproben) contenían prendas íntimas de ciudadanos o tejidos impregnados con sus olores corporales con el objeto de controlar a posibles «enemigos del Estado». Una vez clasificado el olor, y en caso de necesidad, bastaba con destapar el tarro ante la unidad de perros rastreadores para dar con los «peligrosos» elementos.” Y como siempre cuando escribe aberrón, lo que sigue no tiene desperdicio; o sí, en este caso.