El Pol Pot africano (breve extracto del artículo en papel: puede leerse la versión original en inglés), un reportaje de Jon Swain, resume la historia de cómo Felicien Kabuga financió y promovió el genocidio ruandés y de cómo ahora vive ajeno a la justicia internacional oculto por Gobiernos o empresarios amigos: “Kabuga fue quien montó la emisora de radio Mil Colinas, propagadora de los mensajes de odio que incitaron a la población hutu a dar muerte a los tutsis. Los machetes usados por los hutus (50.000 importados en un mes) fueron comprados con dinero de su bolsillo.
En Kenia, el tribunal sigue haciendo lo que puede para que las autoridades locales entreguen a Kabuga, pero es incapaz de meterle mano a sus negocios en el país. En los últimos años sí ha logrado localizar y congelar los millones de dólares que Kabuga tenía en Europa, en cuentas bancarias en Suiza, Bélgica y Francia.”