Lo sabemos desde principios de la democracia: la oligarquía española no funciona, no hace lo que las oligarquías de otros países avanzados: proponer una idea de país y echarla adelante. Buscar el beneficio de la mayoría es cuestión, entonces, de supervivencia. Aquí tienen miedo a entenderlo. A. Lozano intenta explicarlo, su prosa es un poco densa, pero las ideas están ahí:
La subordinación como destino.