No me gusta demasiado el tono y muchas de las cosas que dice Santiago González en este artículo, pero sí me quedo con la idea que expresa este párrafo: “El premier soviético no concebía que hubiera otras funciones para un puente que vadear el río. Por ejemplo, la moda. En una de las aventuras de Asterix, el jefe galo de la aldea de Serum, Prorromanix, decide construir un acueducto. “Pero jefe”., le replica uno de sus súbditos, «no necesitamos un acueducto. El río atraviesa nuestra aldea y…» «¡Pues desviaremos el río!¡Un acueducto hace romano!», sentencia irremisiblemente el jefe. Algo así pasa con nuestros políticos locales cuyos mandatos vamos a refrendar en este mes. O no. ¿Se han fijado en que no hay ciudad española que no cuente con un magnífico palacio de Congresos? Tampoco hay capital de provincia y aun me atrevería a decir cabeza de partido que no tenga su propio festival de cine. Un alcalde genial puso hace años un certamen cinematográfico en Peñíscola, ciudad en la que no había cine el resto del año.” Nikita y Maleni, políticos en campaña.