José María González Serna hace un acercamiento cauteloso a El canon de la literatura juvenil y comienza extractando un decálogo en el que Vicenç Pagès plantea unos principios previos: “ 1. Es preferible no leer cualquier cosa. 2. Es preferible no elegir los libros por su mensaje. 3. Es preferible no obligar a leer copias deslucidas de originales deslumbrantes. 4. Es preferible no leer cualquier traducción. 5. Es preferible no obligar a realizar trabajos. 6. Es preferible no abusar del contexto. 7. Es preferible no imponer interpretaciones. 8. Es preferible no repetir lecturas. 9. Es preferible no dejar al lector solo ante el libro. 10. Es preferible no fiarse de las campañas publicitarias.”