Juan Gelman enumera y cuantifica algunos de los escándalos subalternos de otros más mediáticos, escándolas de los que apenas se habla y que casi nadie mide: “Se estima que el 30 por ciento de la población de Irak vive en extrema pobreza, como hoy se bautiza gentilmente a la miseria. El número de desplazados dentro y fuera del país asciende a más de cuatro millones de iraquíes (oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, 16-4-07). Faltan alimentos, agua, electricidad, porque los bombardeos estadounidenses han destruido una buena parte de esas infraestructuras. El estado del sistema de salud es pavoroso: en marzo del 2006, la ONG británica Medact declaró que 18.000 médicos, de los 34.000 que había, dejaron el país. El lunes 9 de abril, aniversario de la caída de Saddam Hussein, decenas de miles de iraquíes salieron a las calles en una manifestación que para Gordon Johndore, secretario de prensa de la Sra. Laura Bush demostraba que «Irak es ahora un lugar donde el pueblo se puede reunir y expresar sus opiniones libremente». Sólo que las consignas coreadas por los manifestantes eran «No, no a EE.UU./ sí, sí a la libertad» o «Los ocupantes deben irse de Irak».” Niños, niños.