Arduo trabajo el de Luis I. Gómez al tratar de definir e historias el concepto de «democracia»... la tesis —nuestra(s) democracia(s) es un bebé muy lejos todavía de una auténtica madurez— es muy interesante: “Los individuos deben ser escuchados y deben inmiscuirse en las labores de gobierno. Todos los individuos. Según su capacidad en esta o aquella tarea. No existen los inútiles totales. En una verdadera democracia no existiría un sólo modelo educativo, o sanitario, o agrícola, o de seguridad. En una verdadera democracia los mentirosos crónicos que hoy gobiernan y opositan en nuestro país jamás habrían durado más de tres meses en sus puestos. En una verdadera democracia las discusiones sobre conceptos como nación o nacionalidad serían imposibles por la inexistencia misma de los términos.
Sólo de la libertad individual nacen los derechos democráticos personales. Del mismo modo, los derechos democráticos de cada uno exigen un ejercicio individual de autocrítica a la hora de ejercer el derecho a voto: soy consciente, me he informado suficientemente, dispongo de capacidad real para emitir un juicio sobre aquello que se me pregunta? O ¿prefiero unirme a una masa vociferante y esconderme así de mi propia responsabilidad, cediendo mis derechos a los políticos de turno?” Democracia 0.0 beta.