Como último reducto para enseñar un poco nos quedaba el Bachillerato (ya saben, etapa no obligatoria, un mayor nivel de exigencia permitido…), pero esto se acaba: el borrador del Gobierno anuncia que con aprobar la mitad de las asignaturas se podrá el curso que viene cursar sólo las suspensas más unas cuantas de 2º. Celso Currás (sí, ex de Educación en el Gobierno gallego, miembro de un Partido Popular que apenas hizo nada por cambiar las cosas): “Lo que nos faltaba. Tenemos a los profesores desilusionados; a los alumnos campando a sus anchas en los centros docentes; la preparación y los hábitos de esfuerzo y de estudio por los suelos. Y desde las más altas responsabilidades de gobierno, se van a seguir dando oportunidades para que los vagos puedan promocionar con facilidad. El caso es aprobar, sea como sea.
El bachillerato es una etapa fundamental en la formación del estudiante. Supone la consolidación de la formación básica adquirida en las etapas anteriores y la adquisición de conocimientos y técnicas de estudio o de trabajo intelectual, esenciales para la incorporación al mundo laboral o para continuar estudios superiores. Es muy importante que se consigan hábitos de trabajo y de exigencia personal. Van a ser determinantes en el estudio, pero también en la dura realidad de la vida. Diversos informes rigurosos e imparciales han venido reflejando últimamente que nuestro sistema educativo carece de estos valores y que la preparación de nuestros alumnos es muy deficiente.” El facilismo en el bachillerato.