Como suele pasarme con lo que escribe Eduard Punset, él da explicaciones científicas a los hechos más cotidianos de manera que la «esencia» del ser humano queda casi reducida a química e interacciones físicas. Y como siempre eso no me impide quedarme horas pensando en lo que escribe desde un punto de vista completamente humanístico. Por ejemplo con la última frase de esta anotación: “Es fascinante constatar los efectos imponderables del paso del tiempo. Imprevisibles, hasta que la biología molecular ha permitido a los neurocientíficos penetrar en algunos de sus secretos. Se sabía que el paso del tiempo mata el dolor. A los seis meses de un gran contratiempo personal, la mente lo ha digerido y la vida que parecía inconcebible tras la desgracia, empieza a perfilarse de nuevo y renace la esperanza.
Lo que no sabíamos es que la ausencia física durante mucho tiempo mata el amor. El amor romántico parece eterno o no es amor. «Siempre te querré» se dicen los enamorados.” La frecuencia de los estímulos en la vida cotidiana
2007-04-13 00:39
Caramba Alberto, qué poco romántico.
(Aunque muy interesante el enlace)
2007-04-13 02:41
¿Tú crees? No sé si me lo dices a mí o a Punset… Realmente lo que quise decir en la introducción es que por muy científico que sea Punset yo siempre lo interpreto como romántico convencido.
2007-04-13 22:05
Nada Alberto, era broma, sin más. Pero es curioso (y me acabo de encontrar el caso de unos amigos) refrendar que el amor se construye a base de frecuencias y en la distancia se apaga. Como dice Punset:
“Siento defraudar a más de uno, pero la intensidad transmitida no depende del tipo de señal de alarma o deseo generado por el estímulo exterior, sino de su frecuencia”
Salud