Lorenzo Contreras: “Se está dedicando en los medios de comunicación una enorme cantidad de espacio y de tiempo al examen de los conflictos políticos del mundo mientras va gestándose y creciendo, casi silenciosamente para la curiosidad pública, un proyecto dirigido a sustituir el petróleo y los combustibles fósiles en aras de la necesidad de combatir el cambio climático. No es una oleada de retórica, sino algo bastante serio ese proyecto basado en el bioetanol o carburante de origen agrario, que en algunos medios empieza a ser conocido como “la diplomacia del etanol”. Aparentemente, y ante la amenaza del cambio climático, el plan encuentra bastantes adeptos en el mundo industrial, pero no ocurre lo mismo en el mundo agrícola y en el ámbito de los sindicatos agrarios. Hay en este otro sector una grave prevención contra los “agrocombustibles”, pues se entiende en él que los agricultores van a resultar perjudicados a escala planetaria. Se interpreta desde esta óptica que importa menos el cambio climático entre los promotores del bioetanol que el gran negocio de las energías renovables.” La incipiente fiebre del oro verde.